A menudo las personas tienden a pensar que la felicidad es el dinero, el éxito o el poder. Y esto no es erróneo totalmente, porque puede ser que tu felicidad consista en eso.
Thank you for reading this post, don't forget to subscribe!Aunque la felicidad realmente no es algo común, es algo que cada uno encuentra en los pequeños placeres de la vida que llenan el alma y dan paz. Para llegar a alcanzar la felicidad, cada uno debe hacer una búsqueda interior en la que nadie se tiene que entrometer o influir, ya que es una reflexión propia.
Y una vez hayas conseguido descubrir cuál es tu motivo de felicidad en la vida —y no hablo de una felicidad momentánea como puede ser un momento de euforia por algo gracioso—, sino el motivo por el que tú puedas decir “soy feliz” cada día que te levantas, habrás logrado uno, si no el principal, objetivo de la vida.
La felicidad como objetivo de vida
Porque ese es el verdadero objetivo de la vida. Algunos encuentran ese camino en Dios y en la Biblia, mientras que otros reflexionan consigo mismos. Y eso es decisión de cada uno, y nadie se debe entrometer.
Normalmente, la gente tiende a pensar que su principal objetivo es ser millonario. Nadie dice que no pueda serlo, pero lo más común es que se diga esto porque no se quiere escarbar más adentro para descubrir la verdad, ya sea por temor a sacar sus miedos o cosas que les hacen sentir incómodos.
Esto no es un camino fácil, pero sí muy beneficioso. Puede ser cuestión de días, semanas, meses o incluso años, y no hay nada de malo en ello. Porque cuando encuentres el objetivo y te centres en él sin dejar que nada te detenga, a ojos de los demás podrás ser un hombre normal, pero tú sabes que has completado tu objetivo y que vives en paz contigo mismo.
Lo que los ojos no ven, el alma lo sabe
Muchas veces, desde fuera, parecerá que no ha cambiado nada. Quizás sigas teniendo el mismo trabajo, la misma casa, las mismas rutinas. Pero por dentro, todo es diferente. Porque cuando uno se encuentra a sí mismo y comprende qué lo hace verdaderamente feliz, empieza a vivir desde la calma, desde la plenitud y no desde la necesidad de aprobación externa.
La trampa del éxito superficial
Vivimos en una sociedad que nos empuja constantemente a buscar el reconocimiento, la fama, el dinero. Y no está mal tener metas materiales, siempre y cuando no confundamos eso con la verdadera felicidad.
Muchos caen en la trampa de pensar que cuando tengan más dinero, serán felices. Que cuando consigan determinado cargo, serán plenos. Pero luego alcanzan esas metas y siguen sintiéndose vacíos, porque no han hecho la búsqueda interior que mencionábamos antes.
El verdadero éxito es saber que estás donde debes estar, haciendo lo que amas, y sintiéndote en paz con lo que eres. Aunque no seas millonario, aunque no seas famoso.
La incomodidad del crecimiento interior
Buscar dentro de uno mismo no es cómodo. Requiere sinceridad, tiempo y, muchas veces, enfrentarse a verdades que preferimos ignorar. Por eso, muchas personas prefieren quedarse en la superficie, hablar de metas materiales y no cuestionarse demasiado.
Pero quienes se atreven a mirar hacia adentro, descubren una fuente inagotable de sabiduría y propósito. No es fácil, pero es liberador. Dejas de vivir en automático y comienzas a vivir con intención.
¿Dónde se encuentra la felicidad verdadera?
La respuesta no está en un lugar fijo. Algunas personas la encuentran en su fe, otras en la naturaleza, en la familia, en la creatividad, en el amor, en el silencio. No importa dónde esté, lo importante es que tú la reconozcas y no permitas que nadie te diga que eso “no es suficiente”.
Si tu felicidad está en cosas simples como leer un libro, ver un atardecer, compartir tiempo con un ser querido o simplemente estar contigo mismo, entonces estás más cerca de vivir con sentido que muchos que tienen todo lo que el mundo valora, pero nada de lo que el alma necesita.
Tu camino, tu tiempo, tu verdad
Cada persona tiene su propio proceso. No hay tiempos ni reglas. Lo que para unos es rápido, para otros puede tomar años. Y eso está bien. No estás compitiendo con nadie.
La felicidad, entendida como un estado de paz interior constante, puede llegar de forma inesperada, en el momento en que dejas de buscar afuera y empiezas a escuchar lo que hay dentro.
Conclusión: ser feliz no es ser perfecto, es ser consciente
Al final, ser feliz no significa tener una vida perfecta, sin problemas, sin errores. Ser feliz es tener la capacidad de agradecer, de aceptar, de vivir conectado con lo que te da sentido. Es poder decir: “aunque no tengo todo, tengo lo que necesito para sonreír hoy”.
Y eso no lo da el dinero, ni el poder, ni la fama. Lo da la conciencia, la honestidad contigo mismo y el valor de vivir según tu verdad.
Gracias por llegar hasta aquí. Esta reflexión no pretende darte respuestas universales, sino animarte a que empieces tu propio camino hacia la felicidad. Porque nadie puede caminarlo por ti. Y cuando llegues, sabrás que todo ha valido la pena.
Podrán quitarte la vida pero jamás la libertad.